Como consecuencia de una inversión pública y privada débil, consumo interno desacelerado, poca confianza y aumento en los costos de endeudamiento, el Fondo Monetario Internacional ha recortado la expectativa de crecimiento de un 1.6% a 0.9% para nuestro país, lo cual concuerda con el 0.1% de crecimiento para el segundo trimestre de este año, que recientemente reportó el INEGI. Todos estos indicadores están alejados de las metas del gobierno mexicano. 

Aunque la situación económica en México no se encuentra en una recesión técnica, sí existe una desaceleración y estancamiento preocupante. Esta situación podría continuar, si consideramos el aumento de endeudamiento de PEMEX a pesar de que el gobierno ha destinado importantes cantidades de recursos para reactivar la petrolera. 

Ante este escenario el gobierno ha tomado una postura de apoyo para la paraestatal a través de las medidas establecidas en el Plan de Negocios 2019-2024, que proponen reducir la carga fiscal, disminuir la deuda financiera e incrementar la producción de petróleo. En este mismo orden de ideas, el gobierno federal impulsará la construcción de la Nueva Refinería en Dos Bocas, Tabasco en coordinación con PEMEX y la Secretaría de Economía.

Adicional, para afrontar desaceleración económica, Arturo Herrera, titular de la SHCP, ha anunciado medidas para dinamizar la economía, las cuales incluyen 485 mil millones de pesos para obras de infraestructura, inversión física y consumo privados; y el adelanto de licitaciones del gobierno federal del ejercicio fiscal 2020. 

Estas acciones han sido duramente cuestionadas por las agencias calificadoras Standard & Poor´s y Fitch y lo reflejan en sus notas negativas crediticias; y Moody´s ha hecho lo propio en diversas declaraciones. Estas calificadoras consideran la reacción del gobierno federal como moderada e insuficiente, y manifiestan su preocupación por el riesgo que representa la deuda de PEMEX para las finanzas públicas. Lo anterior, sumando el riesgo de que la construcción de la refinería de Dos Bocas pudiera llevarse más tiempo y ser más costosa de lo estimado, lo cual sumaría más presión a las finanzas de PEMEX y de paso al gobierno mexicano. 

Por si fuera poco, las fluctuaciones del peso también se ven afectadas por estos factores internos y otros de índole internacional, como las tensiones generadas por el gobierno de Estados Unidos en cuanto a la imposición de aranceles, la falta de certidumbre de los acuerdos comerciales, el comienzo de una guerra de divisas entre EU y China, así como la desaceleración de la actividad manufacturera a escala mundial desde comienzos de 2018. Todos ellos ponen en riesgo la estabilidad del peso, ya que estaríamos enfrentándonos a una posible contracción de la economía, y devaluación de la moneda; lo cual pudiera implicar una pérdida de recursos para las empresas. 

Exportar: oportunidad dentro de la crisis

Ante este escenario las empresas deben contar con estrategias que les permitan sortear una posible contracción económica en México. Ya que, si bien el panorama que hemos expuesto luce adverso en muchos indicadores, hay otros que van a contracorriente de la situación económica predominante. De acuerdo con cifras del INEGI, las exportaciones han incrementado un 3.6% para 2019 en comparación del año pasado y un 15.1% con relación al 2017. 

Sin duda la exportación de mercancías en estos momentos tiene factores de riesgo mucho menores si lo comparamos con todos los que hemos expuesto a nivel nacional. Exportar en este momento brinda la oportunidad a las empresas para ampliar canales de distribución, repartir riesgos y aprovechar las fluctuaciones del peso para maximizar ganancias.