A sólo unos días de la fallida reunión de la OPEP+, Arabia Saudí comenzó una guerra de precios.

Fue el pasado 6 de marzo cuando la reunión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP+) fracasó en su intento de regularizar el precio del crudo. La volatilidad del mercado a causa del temor al Coronavirus ha sido el principal motivo para que las potencias petroleras se reunieran en un intento por detener el desplome del petróleo a través de una reducción de la producción.

Sin embargo, la negativa de Rusia ante esta medida ha provocado que Arabia Saudí ofreciera precios especialmente bajos a países como Estados Unidos y de la región europea, con el fin de abaratar el precio del petróleo a nivel global, en un intento por forzar a Rusia, tercer máximo productor de crudo, a ceder ante la OPEP.

Estas medidas han provocado que los inversionistas vendan activos sensibles, entre ellos el peso mexicano. Ésta es la causa de que el dólar supere las 21 unidades de peso.

Sin embargo, han sido las bolsas de todo el mundo las que se han visto afectadas. Tan sólo en Wall Street se realizó un paro de emergencia a pocos minutos de que se abriera el mercado, pues el Dow Jones cayó más de 7 puntos porcentuales. El Nasdaq cayó 5.33 por ciento.

México está preparado, por un tiempo…

Para México, la situación no es favorable y se refleja en la caída del peso frente al dólar, que ha roto la frontera de los 22 pesos alcanzada solamente durante los primeros días del mandato de Trump. Cabe destacar que en enero de este año, Arturo Herrera, titular de Hacienda y Crédito Público, hizo hincapié en la cobertura petrolera contratada por el gobierno para hacer frente a la volatilidad de los precios del petróleo.

La OPEP, conformada por países como Arabia Saudita, Irak, Irán, Emiratos Árabes Unidos, entre otros, mantendrá el pulso por dictar la política económica mundial en torno a la negativa de Rusia de acoplarse a ésta, en una guerra de precios que los países productores pueden darse el lujo de mantener pero que a largo plazo nadie gana.

Con información de Bloomberg